Si queremos ser feliz una de las cosas más importante es dejar de juzgar.
Nosotros cuando juzgamos tanto a los demás como a nosotros mismos estamos convencidos que lo que estamos diciendo es así, es la realidad. Y lo que está claro que esos juicios son condicionamientos adquiridos a lo largo de nuestra vida, de experiencias pasadas.
También juzgamos a través de los estereotipos que sufren todas las culturas, por ejemplo en el extranjero creen que todos los españoles bailamos flamenco, que nos gustan los toros, que bebemos sangría constantemente o que la paella es nuestra comida típica y para mi gusto el peor de todos es que “estamos todo el día de fiesta”.
Es muy fácil encontrar defectos, las personas poco cualificadas o torpes son las que antes critican o juzgan.
Las cualidades de los demás son más difíciles de ver, hay que ser inteligente y no personas envidiosa o desagradecida , por cierto estas últimas suelen despreciar a los que más necesitan.

La mayoría de las veces cuando juzgamos a alguien es porque esa persona nos refleja lo que somos nosotros.
Para terminar solo decir que detrás de los juicios hay temor, inseguridad y mucho miedo.
Toñi Puertas.