Todos somos potencialmente espirituales, nada más nacer ya venimos con una espiritualidad que es inherente al ser humano. Este concepto no tiene nada que ver con la religión, con los valores y creencias, la espiritualidad va más allá.
Hay personas con una espiritualidad muy alta, y cada uno la tiene a su estilo, puedes tener una espiritualidad católica, budista, evangélica… etc etc, cada uno la tiene a su forma dependiendo donde haya nacido.
Una persona espiritual se pregunta por el sentido de la vida, para que hemos venido, que hacemos en este mundo, que es lo realmente valioso. En definitiva se pregunta por el fin.
Una persona espiritual tiene una apertura mental, siempre quiere saber, indagar, ir más allá de los límites, le gusta lo desconocido. Se cansa de lo trivial…
Una persona espiritual es muy empática, tienen compasión por el prójimo. Estamos sometidos a la dualidad, blanco-negro, bueno-malo, alto-bajo…rico-pobre, una persona espiritual ve en el prójimo antes lo que le une, que lo que le separa.
Todos somos uno, todos tenemos mucho en común. Venimos de una madre , venimos a ser felices y pertenecemos al mismo universo.
Esto es ser espiritual, y alejémonos de esos charlatanes que van por la vida de espiritual creyéndose superior, que dicen estar iluminados o son unos elegidos.
La persona espiritual es sencilla, afable y buena persona; lo mismo puede ser una ama de casa entregada a sus hijos que escucha estoicamente a su prole cuando llega a casa después de una jornada de limpieza y para todos tiene una palabra de aliento y consuelo, un campesino labrando la tierra, un pescador pasando malas noches en alta mar, que un científico encerrado en su laboratorio investigando una vacuna. Todo es más fácil de lo que creemos, casi diría yo que si eres buena persona eres espiritual.
Ama y se feliz.
Toñi Puertas, tu psicóloga en Marbella.
