<<Los hijos no deben nada a los padres >>
Los hijos no tienen una deuda intrínseca con sus padres simplemente por haber nacido; el cuidado parental es una responsabilidad y un compromiso que los padres eligen asumir. Sin embargo, en términos de reciprocidad emocional y relacional, se pueden considerar algunos aspectos, siempre manteniendo el respeto y el amor como fundamentales en la relación padres hijos.
El hijo debe reconocer, valorar los esfuerzos, sacrificios y el amor que los padres han invertido, pero este respeto no implica obediencia ciega, teniendo los hijos derecho a elegir sus formas de vida libremente.
La gratitud también es muy importante, por ellos los hijos deben agradecerles su apoyo, cuidado y guía, manifestándola mediante acciones, palabras y actitudes cotidianas.
A medida que los hijos crecen y se hacen adultos, llega la comprensión de las decisiones y acciones de los padres, viéndolas dentro del contexto de sus propias vidas y desafíos.
Otra forma de de amor hacia los padres es mantener una comunicación abierta y honesta, compartiendo aspectos de sus vidas con ellos y escuchando sus experiencias y consejos.
Ni que decir tiene, que en la medida de lo posible, se debe ofrecer apoyo emocional cuando sea necesario, pues a los ancianos es lo que más le satisface, como por ejemplo visitándoles y dándoles compañía.
Para terminar es importante subrayar que estas consideraciones deben ser equilibradas, con la necesidad de establecer límites saludables y vivir una vida autónoma. La relación ideal es aquella en la que el amor y el respeto sean mutuos, sin que se sienta como una obligación impuesta por el deber. …y así sucesivamente de una generación a otra, es lo que llamamos la rueda de la vida… estamos todos aquí gracias a nuestros ancestros.
Toñi Puertas.
Psicóloga transpersonal.
Psicóloga Sanitaria.